Lo veo todo blanco, filas de cajas se fugan al infinito: Lacoste, Zara, kipling y Julio, rezan en el espacio. A lo lejos veo a su diosa de cabellos largos que promete un elixir de vida a base de frapuchinos y café sobrevaluado. Sandalias azules y pantalones abombados cortos, mujeres de cabello planchado con senos plastificados y hombres que las pasean agarrándolas de la cintura como exhibiendo un trofeo, como paseando a su perro. Niñas pequeñas y malcriadas pintadas como prostitutas salen de una de las cajas, pegando con sus varitas mientras mueven sus vestidos, del otro lado del estacionamiento veo objetos empaquetados que salen del supermercado…oh, perdón, son personas empaquetadas saliendo del supermercado.
Repeticiones sin sentido, gente que ríe sin algún sonido, celulares inteligentes que esclavizan a su gente, edecanes que intentan venderme algún producto que no necesito, lo veo todo blanco, blanco como la luz cegadora, blanco como la mente de quien no tiene ya nada dentro de sí, sacrilegio intelectual, quiero vomitar, tropieza una niña con su varita de plástico, aquella que no dejaba de pedir un nuevo ipod porque el suyo ya está muy usado, no aguanto mi malestar, todo me da vueltas, mi estómago me impide esquivarla...vomito en su cara.
Conferencia
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El jueves a la 1 voy a dar una conferencia sobre el libro digital y la
lectura en la era de las redes sociales. Aquí: